JOAN MORAN
Hay cosas que cuando las analizas te das cuenta que te han cambiado la vida.
Podríamos hablar de muchos avances que han dado un giro a nuestra rutina diaria y en mi caso, pensando en clave sevillista, Internet es ese “algo” que lo cambió todo.
Aunque me atrevería a decir que soy adicto a la red desde hace más de 15 años, no me va a hacer falta remontarme tan atrás para ilustraros como esta querida World wide web me dio, entre otras muchas cosas, una familia a la que ya entonces tenía.
Primero me dio la oportunidad de conocer a esa familia con la que domingo sí y domingo también, me reúno en frente de un televisor para animar a once camisetas que lucen en el pecho el mismo escudo que nosotros llevamos bordado en el corazón.
Son apenas dos horas en las que nos reímos, nos abrazamos, discutimos y gritamos viendo a nuestro Sevilla.
Pocas veces nos vemos fuera de las cuatro paredes que albergan nuestra Peña, pero el poco tiempo que coincidimos sabemos aprovecharlo al máximo.
Son mi familia, mi otra familia, sevillista de Barcelona.
Gente que siente como yo, que sufre y disfruta con los mismos colores y a los que, aún viendo casi exclusivamente cuando el balón echa a rodar, sé que siempre tendré cuando los necesite, como pasa con la familia de sangre.
Cuando ya creía que Internet y el fútbol no podían darme más, sucedió algo inesperado que me enseñó que la red y el Sevilla, tenían aún una sorpresa para mí. Fue algo en forma de fecha, un inolvidable 4 de Junio.
Aquel día, con la ilusión con la que un niño va cada mañana al colegio, el que escribe tomó un avión con destino a la meca del fútbol, para conocer en persona a gente con la que únicamente había tenido trato a través de la red.
Ese 4 de Julio, Selu y la gente de la P.S. La Zurda de Diamantes tuvieron la magnífica idea de reunir a todos los que a diario, dedicamos parte de nuestro tiempo a escribir nuestros pensamientos y sensaciones que pasan por nuestros cerebros blancos y rojos.
Fue un día diferente, especial, un día de nervios, de poner caras a muchos nombres, de apretar la mano a quién únicamente antes le había escrito un saludo y el día en el que Internet y la voluntad de unos pocos, nos dio a los presentes una nueva familia.
Desde aquel día esa familia sigue ahí, muchas veces no se ve pero siempre que la necesitas la notas. Una familia que se preocupa por ti cuando las cosas no van bien, y de la que te acuerdas cuando desde lo lejos gritas el gol de tu equipo.
Es mi otra familia, la que surgió del 4-J y se ha ido ampliando hasta el día de hoy.
Por suerte, el mes que viene podré volverlos a ver y cuando los tenga delante les daré a tod@s el fuerte abrazo que se merecen y a Internet y al Sevilla, las gracias por haberme hecho una persona tan afortunada por tener tantas y tan buenas familias.